Los taxis marcados con los números TA58, TA134, TA50, TA81, TA36, TA140 y TA149 decidieron sacrificar unos cuantos pesos el martes 25 de febrero por un pasajero especial, que desde temprano ya los esperaba en la callecita estrecha de Arista del centro de Villahermosa, donde vive solo; los siete colegas, entre viaje y viaje, habían escuchado por la radio sobre la nueva forma de hacer gobierno y decidieron tender la mano a un colega con más de 30 años al volante y que está discapacitado.
Las unidades se estacionaron alrededor del parque Covadonga, en la populosa colonia Miguel Hidalgo, y mientras dejaban al bendecido colega en el módulo de Salud, para que le dieran una nueva silla de ruedas, los profesionales del volante se echaron un “viaje” por todos los estands para ver con sus propios ojos lo que significa una Jornada de Atención en Territorio.
“Sabíamos que había evento por parte del gobierno y decidimos parar los carros y pasar a buscar a nuestro colega discapacitado. Por las prisas, se le olvidó la credencial del INE; pero estamos seguros que lo van a ayudar porque ahora ya hay un gobierno que tiene contacto más de cerca con el pueblo. Y la gente puede expresar sus dudas y sus preguntas directamente a cada secretario”, reflexionó satisfecho uno de los conductores.
Mientras el Gobernador Javier May Rodríguez encabezaba la que sería una de las más largas Jornadas de Atención y para felicidad de los choferes, el coordinador general del Sistema DIF Tabasco, Víctor de Dios Gómez, anotó los datos necesarios para hacer llegar la silla de ruedas hasta el domicilio del beneficiario.
Ese mismo día, el cambio de rutina lo vivieron también el director de la escuela primaria Sor Juana Inés de la Cruz y una docena de alumnos; en vez de estar en el salón de clase, aprendiendo teoría, el profesor Abel de la Cruz Reyes y sus pupilos llegaron al transformado campo de futbol y se formaron en la fila para solicitar al Gobernador la reparación urgente de un domo y la construcción de una barda.
Cuando por fin les tocó el turno, el diálogo entre el mandatario y el director de la primaria, Abel Reyes, fue la mejor lección de civismo que hayan recibido esas niñas y niños. Además de aprender que la comunicación y el respeto son la mejor forma de alcanzar un acuerdo y solicitar un beneficio, los alumnos atestiguaron la respuesta rápida del mandatario: Dos ingenieros de la Secretaría de Ordenamiento Territorial y Obras Públicas salieron a grandes zancadas rumbo a la primaria para realizar las primeras evaluaciones.
“Hablé con el gobernador, tuve el gusto, me pareció una persona muy amable, muy sensible, entendible y empático. Y lo que más me gustó de él es su respuesta inmediata, pronta y expedita, que es lo que necesitamos los ciudadanos. Yo trabajo así, de cuerpo presente: con los padres, los alumnos, los docentes y las autoridades porque solo de ese modo logramos el objetivo˝, resumió el director de dicho centro educativo.
En el módulo de Salud, luego de recibir su nuevo bastón, don Fredy se arrimó a una de las palapas de concreto del parque Covadonga. No apretaba el sol pero el corazón del abuelo añoró la poza bajo los árboles de pucté, en la que se bañaba cuando era niño, junto a otros chicos de su edad, en su natal Tepetitán, en Macuspana. Uno de sus compañeritos nadadores se llamaba Andrés Manuel López Obrador.
El que sería Presidente de México nació un 13 de noviembre de 1953, el recién nacido Fredy, al día siguiente, del mismo año. Los dos vivían frente al río Tepetitán, en la calle Miguel Hidalgo. Y estudiaron en el mismo salón de la escuela primaria Marcos E. Becerra. Sentado en la piedra de granito, con el nuevo bastón a un lado, necesario para sobrellevar su atrofia en las rodillas, contempló los módulos que cubrían el campo deportivo, asegurando que las Jornadas son una inspiración “del mejor presidente que ha tenido México”.
“Los principios del mejor Presidente que hemos tenido viven en nuestro Gobernador. Y Andrés Manuel López Obrador los aprendió de sus padres, de su abuelo. Ellos se distinguían por el apoyo a la gente más humilde. Y ahora con este legado de las Jornadas hay gobierno para mucho tiempo, por eso hay gente enojada porque sabe que no la van a ver llegar hasta dentro de 30 o 40 años”, confió antes de levantarse y agarrar camino a su casa en Tamulté, aunque sus sueños convergan en Tepetitán.
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