En la colonia Jacinto López, uno de los bastiones populares de Cárdenas, se alzaron aplausos y gritos de esperanza con la llegada del gobernador electo, Javier May.
La noticia cayó como una bomba. “Vamos a reducir gastos en el gobierno para reorientar el presupuesto al desarrollo social”, anunció May, sorprendiendo a todos los presentes. No se dieron detalles sobre cuáles serían los organismos eliminados ni qué sucederá con el personal, pero el compromiso arrancó una ovación. Doña Brisia, alzando el puño, exclamó: “¡Eso! ¡Así se tiene que hacer!”
El anuncio en la colonia Jacinto López fue la culminación de una jornada intensa. Dos horas antes, en el Poblado C23, May había revelado otra medida audaz: tanto él como su gabinete ganarán un 20 por ciento menos que las autoridades actuales. Este gesto de austeridad fue recibido con optimismo y respaldado por las multitudes que lo siguen.
A unos metros del escenario, un triciclo se erigía como testigo del evento. En él, doña Silvia García Hernández, una invidente de 57 años, escuchaba atentamente. Su esposo, don José Cruz Colorado García, de 61 años, la había llevado hasta allí para oír el mensaje de quien será el próximo gobernador.
José pidió una silla de ruedas para su esposa, a quien la diabetes había dejado ciega. Ambos viven en la calle Sarabia 3 esquina Rumanía 1 de la Jacinto López, y como muchos otros, esperaban que este nuevo liderazgo trajera consigo cambios reales y significativos.
Mientras el servicio Meteorológico predecía lluvia y relámpagos para las 6:34 de la tarde, no cayó una sola gota de agua. Sin embargo, la humedad del 84 por ciento impregnó el ambiente, añadiendo un toque de realidad a las promesas de cambio. Bajo los toldos, la comunidad se mantuvo firme, bañada en sudor pero también en esperanza.
Javier May, quien ha sido el más votado en la historia de Tabasco, solo en los distritos 1, 2 y 3, que comprenden principalmente Cárdenas y parte de Huimanguillo, obtuvo 95,293.
Este respaldo masivo fue evidente en la multitud que celebraba su triunfo. El anuncio de la austeridad económica en el gobierno fue recibido como un soplo de aire fresco en una región ansiosa por el cambio.
El futuro de Tabasco parece estar en manos de un líder que se atreve a desafiar las estructuras establecidas y prometer un gobierno más eficiente y orientado al bienestar social. Solo el tiempo dirá si estas promesas se traducen en una mejora tangible para los ciudadanos. Por ahora, la esperanza es palpable en cada rincón de la Jacinto López.
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